BFC en La Tierra de los Cuatro Diablos
Una vez escuché decir a un compañero de la media que para pasarlo bien se necesitan solo tres cosas: copete, amigos pichangeros y una pelotita. Cuando llegué a mi casa la madrugada del sábado mi sonrisa confirmaba lo dicho.
Uno a uno los aguerridos blanquiazules fueron encontrándose en diferentes puntos de la capital para enfilar rumbo a la ciudad natal de nuestro anfitrión. Los tacos propios de un San Viernes, conmocionado por
Dos novedades presentó el plantel titular, conformado por ocho jugadores con seis bibliotecarios: lo primero era el debut de la nueva indumentaria, que acentúa el color blanco (propio de la pureza del bibliotecario), banda azul en el pecho (atravesando el corazón), insignia corporativa (con el libro, balón y copa), estrella amarilla (luz del conocimiento que nos ilumina), bandera tricolor en pecho y espalda, y dos estrellas rojas (títulos ganados).
Las expectativas del equipo era comenzar con el pie derecho y engalanar la nueva indumentaria con la victoria. Las expectativas de Tungagol eran las mismas, pero su regreso era un condimento especial. Al frente un equipo rival digno de las circunstancias, que desde el primer minuto anunció que nuestro debut no sería fácil.
El equipo se armó y los goles empezaron a inflar las redes. Mientras Tungagol realizaba el calentamiento pre-competitivo, uno a uno fueron saliendo los goles. Zorrito, Francis y Leo daban la tranquilidad al equipo. Corner por la izquierda y es el propio Biernay quién remata un tiro cruzado donde no llegaba el portero.
Fue un match entretenido, con entrega y juego limpio. Pitazo final y un marcador abultado de 14 X
La ducha de rigor y la sorpresa de ver nuevamente a Claudio con toalla, chalas y champú vitoreando la victoria.
Afuera la noche era abierta y joven. y los anfitriones Pedro y su Socio Melipillano, tenían toda la programación de nuestro periplo pensada. Aprovechamos de agradecer también a este personaje ilustre de Melipilla por el gran aporte al equipo, tanto en lo futbolístico como en el tercer y cuarto tiempo je!je!je!.
Entonces, motorizados en tres bólidos el equipo enfiló en caravana hacia la casa de Don Pedro donde la cena aguardaba a fuego lento. Brindis de inicio para agradecer a los dueños de casa y rienda suelta. Los blanquiazules en pleno, premunidos de plato, tenedor y vaso fueron pasando por el “Horno de Barro” para recibir la merienda. Pollo, papas asadas, chuletón y vacuno al plato, cabernet souvignon a los vasos y música en la radio, engalanaron la noche melipillana.
“Copete, amigos pichangeros y una pelotita” sonaba y resonaba en mi mente, agradecido de pertenecer a este team, que no solo hace goles en cancha y presta libros en las bibliotecas, sino que une y afianza, alegra y reconforta.
Antes de la partida se reparten los obsequios. Flores para
Los quiero mucho.
Escribió para el blog: Merelo.